Consecuencias de la lipodistrofia

La lipodistrofia es una enfermedad que se presenta en una forma descontrolada de pérdida del tejido adiposo. Esta enfermedad fue descrita por primera vez en el año 1885, y en ese año se le conocía como una especie de envejecimiento prematuro. No es solo una situación estética desagradable, también presenta serios problemas en la salud del individuo que la padece.

Sin grasa no funciona el cuerpo

Muchas veces creemos que la grasa corporal es simplemente un tejido molesto que se acumula para hacernos ver más gordos. Pero la verdad, es que el tejido adiposo o graso, es el que hace que nuestra piel luzca saludable y protege a nuestros órganos de amenazas externas. Además de estas funciones, el tejido graso ayuda a la síntesis de ciertas hormonas como la leptina, que es esencial para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.

La leptina es una hormona que nos ayuda a producir la sensación de saciedad, para indicarle a nuestro cerebro que estamos satisfechos y que ya no debemos seguir comiendo. Además de ello coloca la grasa que consumimos en el tejido adiposo o graso, para que esta no se deposite en otros lugares del cuerpo.

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Durante la enfermedad de la lipodistrofia, sustancias como la leptina disminuyen notoriamente, lo que hace que el cuerpo no funcione de manera correcta. Nuestro organismo no gasta las calorías necesarias y el tejido graso se acumula en lugares indebidos, ocasionando severos daños en órganos y otro tipo de tejidos corporales.

Además de daños internos ocurren daños externos

Ya conocemos las consecuencias internas que produce esta enfermedad, pero también genera cambios corporales que se pueden evaluar a simple vista. No toda pérdida de grasa corporal es buena, ni mucho menos una pérdida excesiva. Al no tener las hormonas que colocan la grasa en donde deberían el cuerpo acumula grasa en donde sea y pueden verse malformaciones en las personas que padecen de esta enfermedad.

Al mismo tiempo la piel pierde elasticidad y firmeza por lo que se comienza a ver un cambio en toda nuestra superficie corporal, dándoles a las personas un aspecto envejecido. EL tipo de cuerpo puede cambiar de un tipo de persona a otra y se dividen en dos tipos lipoatrofia y lipohipertrofia.

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La lipoatrofia aparece por lo general en las extremidades, como brazos y piernas, y en la cara. Se pierde el volumen de la grasa acumulada en esas zonas por lo que las personas tienen un aspecto más envejecido y demacrado. En algunos casos llega a niveles tan graves que podría parecer desnutrición.

La lipohipertrofia es otro tipo de mala distribución de la grasa y se caracteriza porque la misma se acumula en cualquier lugar. Los lugares más comunes para la acumulación son la nuca, la barbilla, el abdomen y los pechos. En algunos cosas la acumulación de grasa en la nuca llega a ser una joroba y se le conoce con el nombre de “joroba de búfalo” por su parecido a las mismas. Los pechos masculinos suelen asemejarse a los femeninos, por la acumulación de grasa en ellos.

 

 

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